Reseña de Deadpool 2: Más irreverente, más explosiva, más Deadpool

Si «Deadpool» rompió las reglas, Deadpool 2 las destroza completamente. En esta secuela dirigida por David Leitch, el antihéroe más irreverente de Marvel regresa con una historia más grande, más explosiva y, por supuesto, más llena de sarcasmo. Ryan Reynolds vuelve a encarnar al mercenario bocazas con una mezcla impecable de carisma, comedia y emociones que hacen que esta película sea mucho más que una simple secuela.

La historia comienza con Wade Wilson enfrentándose a una tragedia personal que lo lleva a buscar un propósito en su caótica vida. En el camino, se cruza con el joven mutante Russell (interpretado por Julian Dennison) y el viajero del tiempo Cable (Josh Brolin), quien tiene sus propios motivos para enfrentarse a Deadpool. Este choque de personajes es el núcleo de una trama que combina la acción característica de la franquicia con momentos sorprendentemente emotivos.

Desde el inicio, Deadpool 2 deja claro que no se tomará nada en serio, comenzando con una hilarante secuencia de apertura acompañada de créditos que parodian a las películas de James Bond. A partir de ahí, la película se convierte en un torbellino de chistes rápidos, referencias a la cultura pop y escenas de acción que nunca dejan de sorprender. El humor meta sigue siendo una de las mayores fortalezas de la franquicia, y aquí se lleva al siguiente nivel con bromas dirigidas a otros universos cinematográficos, incluyendo el propio universo de los X-Men y el DCEU.

La química entre el elenco es otro punto destacado. Josh Brolin, conocido por su papel como Thanos, ofrece una interpretación intensa y equilibrada como Cable, un soldado del futuro con una misión personal. Su contraste con el extravagante Deadpool crea una dinámica divertida y tensa a la vez. Por otro lado, Zazie Beetz brilla como Domino, un personaje cuya «suerte» como superpoder se convierte en una de las ideas más creativas y visualmente impresionantes de la película.

El regreso de personajes como Negasonic Teenage Warhead (Brianna Hildebrand) y Colossus (Stefan Kapičić) aporta continuidad, mientras que los nuevos miembros de X-Force añaden un toque fresco y caótico a la historia. Aunque algunos personajes secundarios no reciben tanto desarrollo como podrían, el enfoque en Deadpool y Cable mantiene la narrativa cohesionada.

En cuanto a la acción, David Leitch, conocido por su trabajo en «John Wick» y «Atomic Blonde», lleva las escenas de combate a un nuevo nivel. Las coreografías son más complejas, las secuencias más elaboradas y los efectos visuales más pulidos que en la primera entrega. Cada pelea está impregnada del estilo distintivo de Deadpool: sangrienta, exagerada y completamente impredecible.

Sin embargo, no todo en Deadpool 2 es comedia y violencia. La película explora temas como la redención, la familia y el sacrificio, aunque siempre manteniendo un tono ligero. Estos momentos más serios no solo humanizan a Wade Wilson, sino que también aportan una capa de profundidad que equilibra el caos general.

La banda sonora merece una mención especial, combinando éxitos clásicos con música original para crear un contraste hilarante. Canciones inesperadas como «9 to 5» de Dolly Parton o «Take On Me» de A-ha se usan en momentos clave, añadiendo un toque irónico que se siente perfectamente en sintonía con el espíritu de la película.

Aunque Deadpool 2 ofrece una experiencia altamente entretenida, no es perfecta. Algunos chistes pueden sentirse forzados, especialmente los que dependen de referencias muy específicas. Además, la saturación de humor podría no ser del agrado de quienes prefieren un enfoque más serio en las historias de superhéroes.

Dicho esto, Deadpool 2 se mantiene como una de las secuelas más sólidas del género, ampliando el universo de su predecesora sin perder la esencia que hizo de la primera película un éxito. La combinación de acción, comedia y emociones, junto con un reparto estelar, asegura que los fanáticos de Deadpool quedarán más que satisfechos.