Reseña de Green Lantern: Una Luz que No Brilló lo Suficiente

«Green Lantern», basada en el icónico superhéroe de DC Comics, buscaba establecerse como un punto de partida para un universo cinematográfico compartido de DC. Sin embargo, pese a sus grandes ambiciones y la inversión de un presupuesto considerable, la película terminó siendo una mezcla de luces y sombras que no logró alcanzar las expectativas de los fanáticos ni de la crítica.

La trama sigue a Hal Jordan (Ryan Reynolds), un piloto de pruebas carismático pero irresponsable, quien se convierte en el primer humano seleccionado para formar parte del Green Lantern Corps, un grupo intergaláctico de guardianes de la paz y la justicia. Con un anillo que le otorga la capacidad de crear cualquier cosa que su imaginación desee, Hal debe enfrentarse al temible Parallax, una entidad que amenaza con destruir el universo.

El concepto detrás de Green Lantern es prometedor, ya que combina acción superheroica con elementos de ciencia ficción y fantasía. Sin embargo, la ejecución deja mucho que desear. La película carece de una narrativa sólida y consistente, con un guion que a menudo se siente apresurado y superficial. La construcción del universo y el lore del Green Lantern Corps se introduce de manera torpe, dejando a los espectadores con preguntas y poca conexión emocional.

Ryan Reynolds, quien más tarde encontraría éxito como Deadpool, hace un esfuerzo admirable con el material que tiene, pero su interpretación de Hal Jordan no logra trascender las limitaciones del guion. Aunque Reynolds aporta carisma y humor al personaje, los momentos dramáticos carecen de peso, y su arco de transformación de un piloto irresponsable a un héroe intergaláctico resulta predecible y poco convincente.

Blake Lively, como Carol Ferris, tiene una química decente con Reynolds, pero su personaje queda relegado al típico interés romántico, sin mucho desarrollo propio. Por otro lado, Peter Sarsgaard interpreta a Hector Hammond, el antagonista humano, en una actuación que resulta exagerada y caricaturesca, lo que dificulta tomar en serio al personaje.

Los efectos visuales son uno de los puntos más discutidos de la película. Si bien el universo de Green Lantern ofrece un vasto potencial visual, los efectos digitales se sienten inconsistentes. Algunos momentos, como la creación de las construcciones del anillo, son visualmente impresionantes, pero otros, como el traje completamente generado por computadora de Hal Jordan, se ven poco naturales y desconectados del entorno. Esto, sumado al diseño poco intimidante de Parallax, afecta la inmersión de la audiencia.

El villano, Parallax, es una de las mayores decepciones de la película. Aunque en los cómics es una fuerza cósmica aterradora, aquí se reduce a un monstruo amorfo sin personalidad ni motivaciones claras. La falta de un antagonista memorable es un gran obstáculo para cualquier película de superhéroes, y Green Lantern no es la excepción.

No todo es negativo en Green Lantern. Algunos aspectos, como la actuación de Mark Strong como Sinestro, destacan como puntos brillantes. Strong logra capturar la esencia del personaje y genera interés en lo que podría haber sido una secuela, pero que lamentablemente nunca llegó a materializarse.

La dirección de Martin Campbell, conocido por revitalizar franquicias como James Bond en Casino Royale, no logra replicar ese éxito aquí. La película carece de un tono definido, oscilando entre el humor ligero y momentos que intentan ser épicos, pero que terminan sintiéndose forzados. Además, el ritmo desigual de la narrativa dificulta el desarrollo de los personajes y la conexión emocional con la historia.