Basada en el popular videojuego de los años 80, Rampage es una película que, desde su primer tráiler, prometió una experiencia de caos desmesurado y monstruos descomunales. La cinta dirigida por Brad Peyton y protagonizada por Dwayne «The Rock» Johnson se mantiene fiel a ese concepto, llevando a la audiencia a un mundo donde los animales de todo tipo se transforman en gigantes destructores, mientras una ciudad es arrasada sin tregua. Pero, ¿logra esta película cumplir con las expectativas que genera?
La historia de Rampage gira en torno a Davis Okoye (Dwayne Johnson), un primatólogo que ha formado una relación cercana con George, un gorila albino, al que cuida desde que era un bebé. Todo parece ir en paz hasta que un experimento genético, en forma de una sustancia química llamada «CRISPR», sale mal y provoca que George, junto con otros animales, se transforme en gigantescos monstruos descontrolados. Estos seres mutantes amenazan la seguridad del mundo, lo que obliga a Okoye a hacer equipo con la doctora Kate Caldwell (Naomie Harris) y un grupo de agentes del gobierno para detener el desastre.
Desde el principio, Rampage no pierde el tiempo en mostrar lo que los fanáticos esperan: acción ininterrumpida. El film va directamente al grano con espectaculares secuencias de destrucción, y la interacción entre Dwayne Johnson y George es uno de los puntos más destacados de la película. El actor trae consigo su característico carisma, un factor clave para hacer que la audiencia se encariñe con el gorila gigante. El vínculo entre los dos personajes es central en la trama y funciona como un ancla emocional en medio del caos visual.
Los efectos especiales son uno de los mayores logros de la película. La calidad visual de los monstruos y la manera en que interactúan con su entorno está a la altura de las expectativas que cualquier película de este tipo podría generar. George, el gorila, es el protagonista más entrañable de los tres monstruos principales, que también incluyen a una enorme loba y un cocodrilo mutante. Las escenas de lucha, donde estos seres titánicos se enfrentan entre sí y a los humanos, son espectaculares y están cargadas de adrenalina.
El villano principal de la película, encarnado por Malin Åkerman, no es nada más que una caricatura de la avaricia corporativa, mientras que Jeffrey Dean Morgan se toma su rol como un agente del gobierno con un toque de humor seco. Sin embargo, la película no se enfoca demasiado en sus personajes secundarios, lo que deja a las actuaciones de los antagonistas algo planas y predecibles.
Aunque Rampage hace un esfuerzo por añadir algo de profundidad en términos de temas, como la ética en los experimentos científicos y la relación humano-animal, la película nunca se toma demasiado en serio. La comedia y la acción son el núcleo de esta experiencia, y eso no tiene que ser necesariamente un defecto, ya que el público viene a ver una película llena de monstruos destructores, no una reflexión filosófica.
En términos de ritmo, la película mantiene la tensión alta y las secuencias de acción lo suficientemente emocionantes como para que el público no pierda el interés. Las ciudades destruidas, las impresionantes batallas entre los monstruos y la constante sensación de peligro hacen que la película sea ideal para aquellos que buscan entretenimiento visual sin muchas pretensiones.
A pesar de sus logros visuales y la excelente química entre Johnson y el gorila, Rampage no es una película que te deje reflexionando después de que termine. Es pura acción y destrucción, lo que la convierte en una experiencia agradable para aquellos que buscan un escape ligero. Los fanáticos de los videojuegos probablemente encontrarán que la película captura el espíritu del juego original, pero más allá de eso, la historia no ofrece mucho en términos de innovación o profundidad narrativa.
