Reseña de Venom: The Last Dance: Tonto pero divertido
«Venom: The Last Dance» es una conclusión campy y llena de acción que cierra de forma memorable la peculiar franquicia del antihéroe Venom. Esta entrega sigue al periodista Eddie Brock (Tom Hardy), quien continúa vinculado al simbiote alienígena Venom. Tras los eventos de la película anterior, Brock y Venom están siendo perseguidos por Rex Strickland (Chiwetel Ejiofor), un oficial de operaciones negras de Área 51.
Una de las fortalezas más notables de esta película es el humor. La interacción entre Eddie y Venom mantiene el tono ligero que los fans han llegado a amar. Escenas como la del caballo «venomizado» y la participación de la dueña de la tienda, Mrs. Chen, bailando al ritmo de «Dancing Queen» de ABBA, son momentos absurdos que funcionan maravillosamente dentro del marco campy de la historia.
La acción, un elemento distintivo de la franquicia, eleva el nivel con secuencias frenéticas que aprovechan al máximo la creatividad de los enfrentamientos alienígenas. Los Xenophages, cazadores de simbiotes introducidos en esta entrega, aportan un nuevo dinamismo visual con escenas literalmente fuera de este mundo.
Sin embargo, el guion de «Venom: The Last Dance» no es perfecto. Aunque su simplicidad puede ser parte del encanto de la franquicia, algunos elementos, como el arco de redención de Strickland, parecen estar desarrollados a medias. El cambio abrupto de querer eliminar a Eddie a sacrificarse por la humanidad es un salto narrativo que podría haber sido explorado con mayor profundidad. De igual forma, las interacciones en el laboratorio entre Strickland y las científicas Dr. Teddy Paine (Juno Temple) y Sadie (Clark Backo) prometían un humor inteligente que nunca se desarrolla completamente.
Un aspecto refrescante de esta película es la incorporación de más corazón y emociones en comparación con las anteriores entregas. La conexión entre Eddie y Venom alcanza nuevos niveles de profundidad emocional, especialmente hacia el final. Los personajes secundarios, como Martin Moon (Rhys Ifans), un entusiasta de los alienígenas que Eddie conoce en su viaje, y su familia, también aportan calidez a la narrativa.
En términos de stakes, «Venom: The Last Dance» sube la apuesta con la introducción de Knull, el creador de los simbiotes, como una amenaza inminente. Sin embargo, la escena post-créditos genera confusión al presentar un desenlace que contradice ligeramente los eventos principales, dejando preguntas sin resolver. Este es un problema recurrente en las películas de Sony relacionadas con Spider-Man, como se vio en «Morbius».
A pesar de sus defectos, esta última entrega mantiene el espíritu caótico y divertido que define a la franquicia. La combinación de humor, acción desmesurada y una dosis inesperada de emotividad hacen de «Venom: The Last Dance» un final digno para una saga que nunca ha seguido las reglas tradicionales de las películas de superhéroes.
Veredicto final"Venom: The Last Dance" es una mezcla única de humor absurdo, acción vibrante y momentos emotivos. Aunque no escapa a problemas narrativos, su encanto radica precisamente en su naturaleza imperfecta y caótica. Un final que celebra lo raro y campy del personaje, dejándonos con una sonrisa y ganas de más... incluso si es solo para resolver el enigma del final. |
4 |